Twelve vertical sculptures of tectonic appearance that work around contained light. Each piece behaves as a chromatic threshold, where the color in apparent rest changes as light passes through the volume, revealing new spectra, a mutation. The visible gives way to the latent, and the solid becomes atmosphere.
Its surface is matte, opaque, and tactile, with the delicacy of glass eroded by water; yet, when the light is activated, the color mutates and the piece transforms into an atmospheric phenomenon. The object, once dense, begins to filter hidden hues, revealing a form that seems to arrive from another dimension.
Conceived as portable architectures, the pieces explore the friction between the ritual and the technological, between the object and its shadow, as containers of aura. Their presence is precise, minimal, almost monastic; their interior, however, makes the surface vibrate with variations that emerge under light. Layers of color and process reveal traces of their making. Although illuminated, they are not lamps but diffusers of light, devices that unveil the hidden, the other dimension of each object.
Doce esculturas verticales de apariencia tectónica que trabajan en torno a la luz contenida. Cada pieza se comporta como un umbral cromático, donde el color en aparente reposo se altera cuando la luz atraviesa el volumen y revela nuevos espectros: una mutación. Lo visible cede a lo latente, y lo sólido se vuelve atmósfera.
Su superficie es mate, opaca y táctil, con la delicadeza del vidrio erosionado por el agua; sin embargo, cuando la luz se activa, el color muta y la pieza se transforma en un fenómeno atmosférico. El objeto, que parecía denso, comienza a filtrar matices contenidos y hace surgir una forma que parece llegar de otra dimensión.
Concebidas como arquitecturas portátiles, las piezas exploran la fricción entre lo ritual y lo tecnológico, entre el objeto y su penumbra, como contenedores de aura. Su presencia es precisa, mínima, casi monástica; su interior, sin embargo, hace vibrar la superficie con variaciones que emergen ante la luz. Capas de color y trabajo permiten ver parte del proceso. Aunque iluminadas, no son lámparas, sino difusores de luz que desvelan lo oculto: la otra dimensión de cada pieza.
Our work with resin begins from a simple, persistent question: what happens when light is not an accident on the surface but a guest within the matter? This series deepens, once again, into that question. Instead of producing reflection or shine, we seek luminous densities — zones where light stops, disperses, and changes color from within. The chromatic behavior of each piece is not an effect but a material condition. Resin, formulated with specific charges and pigments, generates internal gradients and phenomena that rise to the surface. The tone visible from the outside does not coincide with the one that appears when the light passes through it. This discrepancy produces a polarity of color: one exterior, opaline and tactile; another interior, vibrant and aerial.
Nuestro trabajo en resina nace de una pregunta simple y persistente: ¿qué ocurre cuando la luz no es un accidente sobre la superficie, sino un huésped en el interior de la materia? Esta serie profundiza, una vez más, en esa inquietud. En lugar de producir reflejos o brillos, buscamos densidades lumínicas: zonas donde la luz se detiene, se dispersa y cambia el color desde dentro. El comportamiento cromático de cada pieza no es un efecto, sino una condición material. La resina, formulada con cargas y pigmentos específicos, genera gradientes internos y fenómenos que ascienden hasta la superficie. El tono visible desde fuera no coincide con el que aparece cuando la luz la atraviesa. Ese desajuste produce una polaridad del color: uno exterior, opalino y táctil; otro interior, vibrante y aéreo.


The chromatic references come from the observation of light and its spectra in nature. On the Mediterranean coast, haze and suspended dust thicken the atmosphere and turn the skies amber, a phenomenon that reappears in several pieces when the light source dims. The series also draws on the flashes of marine bioluminescence, where light does not project outward but beats inward, as with the internal LEDs of each sculpture. Cephalopods, expanding and contracting their chromatophores, inspire the gradual shifts in hue, a chromatic pulse that seems to make the object breathe. Translucent minerals such as obsidian, fluorite, or jade evoke deceptive opacity: masses that, when crossed by tangential light, reveal veins and milky strata. The color blends of feathers, reptile scales, fish, or iridescent insects suggest that color can be structural, not applied; the inner striations of the resin act as micro-layers shifting tone as the light strikes them. The matte, silky surface recalls sea glass, fragments eroded by water until they acquire a humid, vulnerable sheen. These references do not illustrate nature but learn from it, from its aura, its light, its harmonies, and the emotions they awaken.
Las referencias cromáticas provienen de la observación de la luz y sus espectros en la naturaleza. En las costas del Mediterráneo, la calima y el polvo en suspensión espesan la atmósfera y vuelven ambarinos los cielos, un fenómeno que reaparece en varias piezas cuando la fuente se atenúa. También se recogen los destellos de la bioluminiscencia marina, donde la luz no se proyecta, sino que late hacia dentro, como sucede con el LED interno de cada obra. Los cefalópodos, que expanden y contraen sus cromatóforos, inspiran el color y sus cambios graduales, un pulso cromático que parece hacer respirar al objeto. Los minerales translúcidos como la obsidiana, la fluorita o el jade sugieren una opacidad engañosa: masas que, al ser atravesadas por luz tangencial, revelan venas y lechos lechosos. Las mezclas de tonos en plumas, escamas o cuerpos iridiscentes de insectos indican que el color puede ser estructural y no añadido: las estrías internas de la resina actúan como microcapas que desplazan el tono al incidir la luz. En su superficie mate y sedosa hay una referencia directa a los vidrios de mar, fragmentos erosionados hasta adquirir un brillo húmedo y vulnerable. En estas referencias no se ilustra la naturaleza, se aprende de ella: de su aura, de su luz y del sentimiento que provoca.











Enlighted sculpture. Pieces created one to one using a unique manual process and by lost mold.
12 units unique + 1 AP. Cada una con un color propio y una deriva lumínica distinta
Resina epoxi, doble capa de barniz mate, luz LED interna
35 × 12 cm (aprox.)
Each sculpture has been created using a lost-plaster mold and hand rotation molding. This process prevents the form from becoming automatic: weight, gravity, rotation, and curing time generate unrepeatable details. From this emerge microbubbles, inner waves, and variable thicknesses that make each piece a record of movement and temperature at the moment of creation. The matte finish, sealed with double varnish, softens the shine and turns the surface into skin. Reflection is not sought, but touch. The piece feels like a soft mineral, a porous solid open to light, with chromatic tones that recall erosion and time.
In each work, light is not a result but an event, a contained phenomenon that creates atmosphere. Each piece imposes its own climate. As a southern studio, we are drawn to a light that is not spectacle but transformation. The Transmutation series carries that memory inside the object: worn colors, as if they had once been sunlight. They do not illuminate the space; they tint it with an emotional tone.
Our conception of totems is not mystical but attentional: objects that organize the gaze and condense a state. Here, that state is luminous. Each piece acts as a connector of intensities, between inside and outside, apparent color and revealed color, the memory of process and the immediacy of perception.
Transmutation is part of our ongoing research into light as a material to relate to. We do not seek effects but conditions for the perception of color, time, and matter. We believe that design and art can coincide in a single piece when form is not explained by function but by the aesthetic experience it provokes. Here, function accompanies, but meaning rests in beauty: the capacity of an object to transform both the space it occupies and the time of whoever contemplates it.
Las piezas han sido realizadas mediante molde perdido en yeso y rotomoldeo manual. Este proceso impide la automatización de la forma: el peso, la gravedad, el giro o el tiempo de gelificación generan detalles no programables. De ahí surgen las microburbujas, las ondas internas y los espesores variables que convierten cada escultura en un registro del movimiento y de la temperatura en el instante de su creación. El acabado mate, sellado con doble barniz, apaga el brillo y convierte la superficie en piel. No se busca el reflejo, sino la experiencia del tacto. La pieza se percibe como un mineral blando, un sólido poroso a la luz, con gamas cromáticas que evocan el paso del tiempo y la erosión.
En cada obra no se busca la luz como resultado, sino como suceso: como contenido que genera una atmósfera. Cada una impone su propio clima. Como estudio del sur, nos interesa una luz que no sea espectáculo, sino símbolo de cambio. La serie Transmutación lleva esa memoria al interior del objeto: colores gastados, como si ya hubieran sido sol. No crean un espacio iluminado, sino que tiñen el entorno de un tono anímico.
Nuestra concepción de los tótems no es puramente mística, sino funcional: dispositivos de atención que organizan la mirada y condensan un estado. Aquí, ese estado es lumínico. Cada pieza opera como un conector de intensidades, entre dentro y fuera, entre color aparente y color revelado, entre la memoria del proceso y la experiencia inmediata del espectador.
Transmutación forma parte de nuestra investigación continua sobre la luz como materia con la que relacionarnos. No buscamos efectos, sino condiciones para la percepción del color, del tiempo y de la materia. Creemos que el diseño y el arte pueden coincidir en una misma pieza cuando la forma no se explica por la función, sino por la experiencia estética que produce. Aquí, la función acompaña, pero el sentido lo sostiene la belleza: la capacidad de un objeto para transformar el espacio que ocupa y el tiempo de quien lo mira.